
El caso de Armando Gil Vega, el bajista de Botellita de Jerez quien decidió quitarse la vida tras acusaciones anónimas en su contra por acoso sexual a través del hashtag #MeTooMusicosMexicanos, me tiene impactada y afectada.
Más allá de la tragedia y las fibras sensibles y delicadas del acoso, no creo que nadie deba quitarse la vida por una reputación arruinada, la reputación siempre se puede reconstruir; y se puede recuperar el orgullo a pesar de la vergüenza por haber sido culpado de un acto lamentable.
Yo llevo muchos años enfocada en el cuidado de la reputación empresarial y política; y creo que, sin tener conocimientos psiquiátricos y con ánimos de prevenir pérdidas de vida, una buena asesoría en términos de manejo de crisis y estrategias de comunicación podría haber sido un elemento disuasivo del suicidio en un caso como este.
De verdad, no me malinterpreten, pero todos podemos reivindicarnos. Pienso en casos de éxito como Mónica Lewinsky quien, tras el gran escándalo, ahora vive en paz y da conferencias sobre cyberbulling y promueve el autoestima en chicas adolescentes. O su contra parte, Bill Clinton quien, a pesar de ser juzgado públicamente por acoso sexual, sigue su vida semi-pública y sacó adelante su presidencia.
En la comunicación estratégica, el cuidado de la reputación es todo. Se trata de crearla, acrecentarla, protegerla y defenderla; pocas veces hay casos perdidos. Unos podrán tomar más tiempo que otros, pero es posible recuperar gran parte de la reputación.
Antes de tomar decisiones drásticas, hay que ser pragmáticos y dimensionar con número el tamaño del problema. Esto se hace a través de encuestas que te permiten hacer un análisis de quiénes son tus audiencias y cuáles son sus actitudes sobre tu reputación. Así se pueden identificar los segmentos de la población afines, dudosos o en contra de ti o de tu empresa. Muchas veces hay sorpresas en estos ejercicios y las cosas no son lo que parecen.
A partir de esto, se establece una estrategia en la que se definen los mensajes principales y secundarios según las audiencias y los canales de comunicación que se utilizarán para sensibilizar, promover y crear reputación.
Créanme, hay muchos medios y acciones que se han probado muy efectivos para esto: cuartos de guerra, ruedas de prensa, comunicados de prensa, reuniones uno a uno con personas de interés, actividades altruistas, cambios internos de operación, aliados, voceros, líderes de opinión para que en suma ningún ataque quede sin respuesta, crear una historia favorable, mostrar sensibilidad, promover empatía, asegurar confianza, promover y abogar por el honor, entre muchas otras que crean reputación.
Existen muchos otros casos (lamentablemente en aumento) de personas no públicas, de chicas y chicos abrumados por ataques a su reputación que se quitan la vida. Siempre hay una salida, siempre hay gente dispuesta a ayudar. Seguramente las cosas ya no van a ser iguales, pero de cualquier forma iban a cambiar. Buscar opciones e intentar soluciones con determinación suele funcionar. Pero, de verdad creo que nadie debe quitarse la vida por un tema de reputación.