State of the Union: ¿Inspiración?

State_Of_Union

Yo soy una fanática de los discursos. Me gusta verlos, escucharlos, ver la reacción de la gente, contextualizarlos, analizar el lenguaje verbal y físico, etc. Y el State of the Union es como el examen más cañón para un discursero y para el orador.

Platicando con un amigo del último State of the Union de Obama, yo estaba fascinada con la posibilidad que da la audiencia norteamericana de hablar de la grandeza y el liderazgo de dicha nación, de utilizar recursos patrióticos y conceptos de unidad. Lo admiro porque creo que el discurso en México carece de estos factores y, si los hay, dichos por un político pierden toda fuerza y credibilidad. Bueno, mientras yo le contaba sobre detalles como cuándo voltea Obama a ver a la cámara, cómo cambia su postura y entonación me sacó de mi trance intelectualoide del análisis y me dijo que al buscar todos los detalles del rigor del discursero me perdía de disfrutar lo más importante: la pasión.

La pasión con la que Obama cree en sus ideas. Y yo regresaba “claro para eso lo ensaya mil veces para que logre transmitir eso”. Y él insistía en hacerme ver al acto republicano en sí mismo: glorioso momento donde se reconoce la figura institucional del Presidente y la importancia de que reporte sobre el estado de la Unión. Y debo admitir que me cuesta trabajo quitarme el chip analítico y solamente sentir la pasión del momento. Me cuesta trabajo porque sé que está diseñado para manipular tus emociones y no me gusta que me manipulen. Sí me entusiasma cuando lo logra y sé reconocer el uso adecuado de recursos emocionales durante un discurso; pero no me dejo sentirlos o tal vez pocos me llegan de manera personal como para sentirlos. Siempre me queda la duda de qué tanto de lo que dice realmente lo cree; qué tanto fue su idea; qué tanto es cosecha del equipo de discurseros; qué tanto es resultado de un grupo de enfoque.

Hay muchas herramientas de mercadotecnia política que pueden ayudar a que un político o candidato o funcionario sea más agradable para la gente pero por mucho que lo vistan, le escriban los discursos, lo entrenen para hablar en medios, etc., si la realidad no checa con el producto, se ve falso. Es indispensable que un personaje sujeto a asesoría ya sea en imagen u otro similar defienda lo que es él o ella y que las herramientas sugeridas sean un complemento que potencialice esta personalidad. La seguridad y autenticidad de un personaje público no se puede ocultar y la única manera de transmitir pasión es sintiéndola. Yo creo que Obama si cree lo que dice, es un gran orador, pero el contexto a ocho años de su candidatura cambió y su mensaje ya no es tan inspirador como antes.

  • Rebeca Elvira

    Muy interesante!!!